martes, 22 de septiembre de 2009

y se va...

No sé si éste será el fin de mi blog.
No sé si voy a lograr hacer todo lo que tengo planeado para lo que se viene.
No sé si me va a alcanzar la plata (probablemente NO).
No sé si seré buena para convivir.
No sé si volveré a casa en dos semanas o en dos años.
No sé si tendré un equipo de música.
No sé si me echaran del laburo.
No sé si tendré comida.
No sé si tendré heladera.
No sé muchas cosas...

Pero estoy segura de algo.

Que mañana me voy de casa y que mi vida va a cambiar totalmente.

Changi deja el pueblo de su niñez y se va a la ciudad donde tiene parte de su vida escrita.

Arma las valijas, guarda sus libros, guarda sus discos, desatornilla su estantería, desarma su cama, guarda sábanas, la manta de su abuelo, llora un poco, mira el ropero vacío.
Floyd de fondo la acompaña.
(De paso se lleva el tele)

Changi cambia la tranquilidad de su barrio, las casas por cuyas puertas ya no pasa porque el pasado esta ahi y el pasado duele. Cambia todo eso por el estruendo de la ciudad, los autos, los micros, el bar de enfrente de su nuevo departamento, por ese cuarto donde conocerá su privacidad, donde podrá fumar, dibujar, leer y llarmalo a él para que la acompañe en las noches de frío. Floyd de fondo la acompaña...
Cambia la hora y media de preparación para salir a todo, por cinco, diez minutos. El odioso y mugriento 275, el destartalado 307 por una bici que la acerque las pocas cuadras de distancia de la facu, de la casa de las chicas, de Luiggi, de Nada, de los bares, de Ciudad Vieja y las tardes de Go.

Changi empieza.



Salud y good show!


Changi.